La crema del café es uno de los componentes esenciales de una buena taza. De hecho, puede darnos varias pistas sobre la calidad del café que vamos a consumir.
Uno de los primeros aspectos en los que nos tenemos que fijar es en el color de la crema. No debe ser un color totalmente oscuro. Más bien el color de la crema debe ser de tono avellana con estrías de color más claro. Es decir, debe ser atigrada.
Si tiene un color demasiado oscuro y la crema se pierde de forma muy rápida es una crema que la ofrece el café torrefacto, que se utiliza en el café mezcla. Muchas veces es un engaño visual, muchas empresas ‘camuflan’ malos cafés con el torrefacto para que visualmente tenga crema y parezca un buen café.
Pero no solo el color es todo lo que tenemos que analizar visualmente. Cuando el café tiene poca crema eso nos indica que la molienda puede no ser la perfecta, estará demasiado gruesa y no se aprovechan bien las cualidades del café. Otra causa puede ser que la dosis del café sea demasiado corta o que el café lleve demasiado tiempo tostado o molido.
Si tiene burbujas y está demasiado clara puede suceder que la máquina no tiene suficiente presión o suficiente temperatura, la taza está muy fría, los filtros no están bien, el prensado no ha sido correcto o la molienda es demasiado gruesa.
Si esta crema de café es oscura y tiene un centro claro la temperatura del café es demasiado elevada o la molienda está muy fina.
Cuando la crema es marrón de poca persistencia y bordes oscuros puede ser provocado porque la molienda sea demasiado fina, la temperatura demasiado alta, la taza de café tiene demasiada temperatura o hay demasiados gramos de café en el cacillo.
Pero, ¿Cómo podemos saber si la crema del café está perfecta? Realmente es un buen indicador de que el café al completo está bien tirado. Para detectar una crema de café perfecta existe un sencillo truco. Consiste en echar el azúcar sobre el café y, si vemos que queda a flote, la crema estará en su punto. ¡Anímate aprobarlo!