El Capuccino es uno de los tipos de café más de moda del momento. Se ha introducido de forma crucial en nuestra forma de beber café desplazando para muchos el clásico café con leche. Y sobre todo con sus variedades de sabores: vainilla, chocolate, caramelo…
Fruto de su éxito han empezado a aparecer productos de capuccino en polvo instantáneos de sabores. Pero no son para nada representativos de cómo tiene que ser el verdadero capuccino. A continuación os detallamos paso a paso la forma de hacerlo.
El primer paso es hacer un buen café expresso (por supuesto de Cafés Mocaibo) con sus parámetros perfectos: 9 gramos en el cacillo, 25 segundos de extracción con un resultado de 30 mililitros en la taza. Es clave tener una buena base para que el resto del proceso no sea en vano.
Acto seguido calentamos la leche de forma que le saquemos toda la crema posible. Este proceso es clave, ya que el buen capuccino debe tener un tercio de café, un tercio de leche y un tercio de crema.
Cuando lo tenemos todo listo, metemos en la taza de capuccino en el fondo nuestro sabor. Si queremos de chocolate o caramelo podemos añadir en el fondo sirope. Si es de vainilla podemos mezclar esencia de vainilla para darle ese toque. Pero para un mejor resultado (sobre todo con el de vainilla) podemos hacernos con bases de capuccino de sabores que podemos encontrar en sitios especializados de hostelería (estilo cash).
Tras ello podemos añadir la leche o el café. En nuestra aula de formación nos gusta añadir primero la leche, luego el tercio de crema y verter el expresso con ayuda de una jarra pequeña o una cuchara. Así se nos quedará con un aspecto de mezcla de café y leche degradada, al estilo Café Latte.
Por último podemos decorar con canela, café molido o en grano, o con chocolate en polvo por encima. Ya tendremos un capuccino de sabor listo para disfrutar.